sábado, noviembre 08, 2014

Asientos Dobles.

Todo comienza como las buenas películas, inesperadamente.
En un autobús por ejemplo, un día martes común y corriente, de esos que no parecen ser diferentes al día anterior o al  día que sigue. Un martes en la mañana, mientras la luz blanca de la luna se volvía efímera y la luz poco tenue del sol, salía a flote.
Si, un día común y corriente con asientos dobles, libros de  William Golding, una hora exacta y una canción comienza esta historia tan poco común.

6:15am.
El autobús 187 va con camino a Dublin, va rebosante de pasajeros, ni un asiento disponible, todo parece ir como todos los días, pero ahí, en esa esquina, hay algo diferente, hay un chico, hay una chica, que están a punto de conocerse.


6:25am.
Él es un chico, nada peculiar, camisa a cuadros, barba, lentes en los cuales puedes perderte, cabello espectacular, sonrisa encantadora y como toque final, un septum negro.
A contraparte de él, pero en similar belleza  y en similar fervor, una chica de la que cualquier hombre podría enamorarse poseedora de una piel de porcelana al conjunto con ojos color marrón y una sonrisa que iluminaria cualquier día, en cualquier ocasión ya sea Julio u Octubre, ya sea verano o invierno.


6:30am.
El ambiente es un poco trenzo, es tan difícil saber lo que piensa cada uno, es difícil saber si ya se dieron cuenta que alado esta su alma gemela, es difícil leer sus pensamientos, mas a esta hora de la
mañana.

6:40am.
 Él ha comenzado a leer ‘’El señor de las moscas’’, ella ha tenido interés por el libro, posee una linda portada, de esas portadas que solo parecen existir en internet. Ella observa como Alfredo no pierde la vista del libro, puede observar como sus pensamientos salen a flote, como va creando la historia en su mente y es estupendo, contiene una gran imaginación y eso solo hace que Ximena lo encuentre más atractivo, más interesantes, más perfecto.

7:00am. 
El viaje parece ser largo y la batería del celular de Ximena corta, así que comienza a observar el exterior. Comienza a ver los arboles con otros ojos, con ojos de inspiración. Comienza a notar poco a poco las constelaciones que contiene Alfredo como lunares en su rostro. Comienza a tomarle importancia, todo comienza a tener sentido.

7:20am.
 Alfredo ha estado inmerso en su libro desde que comenzó este viaje, solo de vez en cuando levanta la mirada, una mirada fuerte y decidida, una mirada única. Alfredo ama la naturaleza. Ama ir en autobús con un buen Playlist y mirar por la ventana como si fuera un niño, pero en esta ocasión ha olvidado sus auriculares. Este día ha muerto un poco más.

 7:35am.
 Alfredo se ha percatado de que unos ojos marrones lo observan, se ha percatado que hay una chica hermosa alado de él. Y eso lo invade de nervios.

7:40am.
Ximena desearía que Alfredo la mirara. Que la mirara como mira a las letras de William Goldin. Alfredo contempla el echo de que Ximena lo mirara en algún momento. Por un instante. Pero ninguno de los dos se atreve.

7:50am.
Las calles de Dublin no son perfectas. Ximena siempre ha detestado eso, pero esta vez será la excepción. A Alfredo se le ha caído el libro de las manos, pobre señor de las moscas. Alfredo recoje su libro, y esta decidido con seguir su lectura, pero ha olvidado por completo la página, pasa una, pasa la otra, pero no consigue encontrarla. Ximena contiene el aire, y cambia la página a donde se encontraba. El tiempo se detiene, no existe nadie más que Alfredo y Ximena, ella, con sus ojos marrones, el con esos lentes que te incitan a perderte. Una mirada es suficiente para sonreír como pequeños. El tiempo vuelve a la normalidad, Ximena se sonroja y desvía la vista. Alfredo no logra dejar de sonreír, y trata de volver a leer su libro.

8:10am.
 Alfredo no consigue seguir con su lectura, cierra su libro, se arma de valor, voltea con una sonrisa encantadora hacia Ximena y le dice, Gracias. Ahí comienza el fin.

8:25am.
Han hablado durante quince minutos, quince minutos que han sido eternos, de esos que no quieres que acaben, esas sonrisas, esas miradas, ese amor tan platónico que vez solo en películas. Ese que dudas que exista.

8:30am.
Ximena ha llegado a su parada, tristemente se percata, al desviar un poco sus ojos de los ojos de Alfredo. Con tristeza, se despide de el con la promesa de que su encuentro no sea solo efímero, con la promesa de que vera esas molduras de nuevo y que en ese  momento no será una casualidad.

Así funcionan las coincidencias, no importa cómo ni donde, si las cosas necesitan pasar, pasaran.

-kimberly F.

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